AMLO, no todo lo que brilla es oro

La gente salió a votar. 63.4497% de los mexicanos inscritos en la Lista Nominal del Instituto Nacional Electoral acudieron a las 156,840 casillas instaladas en el territorio nacional. Con datos hasta el 2 de julio del Programa de Resultados Preliminares (PREP), casi el 53% de los votantes decidió que el candidato del partido Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), Andrés Manuel López Obrador (AMLO), sea el próximo Presidente de la República.

Todos, en alguna medida, conocemos cómo se desenvolvió el domingo de cada candidato. Meade primero y Anaya después, salieron a reconocer el iniminente triunfo de AMLO. Les era posible hacerlo por la enorme diferencia en la votación que se vislumbraba acontecería. Fue un gesto democrático nunca antes visto en los perdedores, el reconocimiento de la derrota normalmente ocurría con mensajes implícitos de “esperar a los resultados oficiales de la autoridad electoral”.

El discurso de AMLO en las afueras del Hilton Reforma y el que siguió en el Zócalo calmó a sus detractores y dio cierta estabilidad al proceso de transición que viene. Muy importante dar este mensaje de paz entre el gobierno saliente y el entrante, pues la maquinaria gubernamental no se puede detener, los servicios que presta el Gobierno federal deben seguir funcionando el 2 de diciembre como si nada hubiera pasado.

El escenario político para el tabasqueño es inmejorable, pues también se vislumbra tendrá la mayoría en las Cámaras de Diputados y de Senadores. En principio, esto es benéfico para el proyecto de Morena pues no tendrán obstáculos mayores para aprobar los cambios legislativos que necesitará para llevar a cabo su plan de gobierno. AMLO solamente sabe trabajar con unanimidades, habrá muy poco margen, por lo menos en la mitad de su gobierno, para que se forme una oposición real.

Esta falta de opositores firmes puede ser una tentación muy grande para AMLO. La experiencia, tanto en lo federal como en lo local, nos ha enseñado que la aplanadora legislativa puede utilizarse para aprobar caprichos, en el mejor de los casos, o utilizar las curules o escaños para cometer arbitrariedades.

La definición del gabinete con tanta anticipación es una buena señal y un ejercicio de transparencia necesario. Con anterioridad las Secretarías eran definidas con poca anticipación del inicio del gobierno lo que provocaba mucho golpeteo interno y los aspirantes estaban más preocupados en congraciarse para lograr el cargo que en formar el plan de trabajo.

Las señales enviadas a la opinión pública desde la noche del domingo son buenas y se percibe una operación mediática cuyo propósito pareciera ser limpiar la imagen de AMLO con todos aquellos que no votaron por él, un “véanlo, no es el dictador que les pintaban”.

El signo de interrogación debe estar presente todo el sexenio.

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