Es común que clubes sociales, asociaciones de profesionistas, cámaras empresariales e incluso agrupaciones de instituciones de educación, sufran para recolectar las aportaciones de sus miembros. Normalmente, operan “con lo del día” y en no menos ocasiones en números rojos. Sin embargo, al tratarse de sociedades particulares, los afectados son los menos y las repercusiones, en muchos casos, poco significativas. Pero, ¿qué sucede cuando esa situación se repite en las instituciones encargadas de velar por los derechos de todos? ¿quién o quiénes son responsables de la quiebra de tales organismos?

En su edición del lunes 23 de mayo para Estados Unidos, el periódico español El País publicó la noticia acerca de la disminución de fondos que ha sufrido la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) debido a que los países miembros “no se han reportado” con las cuotas y, de continuar así, para agosto tendría que reducir su planta laboral en un cincuenta por ciento.

Los jefes de Estado de la región tienen una narrativa muy fuerte en materia de derechos humanos, pero tienen una chequera muy pasiva. Es momento de empatar el discurso. La CIDH debe ser parte de las prioridades de los países” dijo Emilio Álvarez-Icaza, académico mexicano que hoy funge como Secretario Ejecutivo de dicha comisión. La nota añade que en el 2016 solamente Argentina, Estados Unidos, Perú y Uruguay han aportado, en conjunto, 2.5 millones de dólares al financiamiento de la CIDH.

Dice el viejo adagio que “amor que no se demuestra en la nómina (o el presupuesto) es pura demagogia”, y tal pareciera que si se deja morir a la CIDH por falta de recursos, todos los países beneficiados política y socialmente con la actividad del organismo internacional pecarán de demagógos.

En México, es innegable el papel garantista que la CIDH ha jugado. Empezando por el criterio para alentar las candidaturas independientes, llegando al análisis sobre las anomalías cometidas en la investigación de la muerte de estudiantes en Ayotzinapa, la Comisión ha puesto el dedo en la llaga desde el sexenio anterior y expuesto las deficiencias del todo el sistema mexicano en materia de protección de derechos humanos.

Aunado al cumplimiento de las recomendaciones y sentencias, que los países morosos rompan el cochinito será una verdadera muestra de su compromiso con el respeto a los derechos fundamentales sin esperar el cumplimiento de otro viejo principio “el que paga manda”.

A OJO DE BUEN CUBERO

Aquí el posicionamiento oficial de la CIDH: http://www.oas.org/es/cidh/prensa/comunicados/2016/069.asp

Twitter: @adalberto_gm

email: adalbertoguevaramontemayor@gmail.com

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